Lamas, otra forma de protección solar

Lamas en arquitectura

Las lamas son otras piezas a tener en cuenta si quieres proteger un espacio del sol. Los toldos son elementos versátiles que se pueden disponer en fachadas o patios, pero no son los únicos. Un sistema de lamas también consigue limitar o tamizar la entrada de luz solar en un espacio concreto.

Además, su estética es muy importante a la hora de plantear un espacio con ellas. Se trata de un elemento arquitectónico que aporta elegancia y modernidad.

Al poder reorientar la luz natural, se consigue un importante ahorro energético. Esta reorientación puede ser manual o automática. En el primer caso, el usuario es quien debe modificar la posición de las lamas. En el segundo, ya sea usando sensores de luz, de temperatura o con temporizadores, un motor realiza ese trabajo. Los sensores “avisan” al motor del momento en el que tiene que cambiar la posición de las lamas. Se trata de un dispositivo muy cómodo y eficiente.

Cuando se mueven las lamas, no solo existe la posición “abierta” y la posición “cerrada”. Hay un sinfín de posibilidades intermedias que pueden dejar pasar más o menos luz y aire. Al tratarse de elementos rígidos, es fácilmente controlable la cantidad que se quiere dejar pasar de aire y luz.

Otros beneficios

Si se disponen como cerramiento de un espacio interior, también funcionan como aislante acústico. Las lamas consiguen un rebote de las ondas sonoras, impidiendo gran parte de su paso al interior. Gracias a la materialidad de este tipo de celosías, la protección acústica es uno de sus puntos fuertes.

Para terminar, un punto que a priori no se suele considerar tan importante, pero realmente lo es. La privacidad, sobre todo cuando el edificio se encuentra en un ambiente urbano. Las diferentes posiciones de las lamas permiten guardar la privacidad a la vez que se ventila el interior.